Todos hemos ido generando una cierta imagen mental de los trastornos depresivos: la persona apática, abúlica, triste, incapaz de salir de su casa. Es comprensible, pues estos rasgos responden a algunos síntomas característicos y preocupantes de la condición (y porque necesitamos crearnos ciertos mapas mentales para conceptualizar el mundo que nos rodea), pero puede llevar a error. La depresión tiene muchas caras diferentes.
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